La frecuencia cardíaca (la distancia entre latido y latido) no es estable ni rígida. Aumenta al inspirar y se enlentece al soltar el aire.
La variabilidad de la tasa cardíaca (HRV) cambia bajo la influencia de nuestro estado psicofisiológico; en ese sentido refleja nuestro estado emocional. Pero también cambia con la edad y el estado de salud. Es un reflejo de salud.
Cuando el sistema nervioso se encuentra en equilibrio el corazón late con mayor fluidez y la variación de la frecuencia cardíaca es mayor, mientras que cuando el sistema nervioso se encuentra en una situación de desequilibrio o una reacción de estrés el corazón late a ritmo constante, como al paso de un ejército.
Lo ideal es un funcionamiento cardíaco flexible, que se adapte con facilidad a los cambios en nuestro nivel de activación.
Con los sistemas de biofeedback se estudian las pequeñas diferencias que se producen en los intervalos de tiempo entre dos latidos. Es una medida muy útil del estado de equilibrio de nuestro organismo, a nivel físico y emocional.
Maribel Adrover
Psicóloga General Sanitaria
Neuropsicóloga
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