Esta función está presente de una manera tan constante en nuestra vida que a menudo la damos por sentada hasta que un olvido o distorsión reclama nuestra atención.
Puede parecer un proceso simple, pero consta de diferentes fases e implica a una gran cantidad de estructuras cerebrales.
Su alteración puede deberse a causas orgánicas (demencias, ictus, interrupción de la llegada de oxígeno al cerebro) o emocionales (amnesia disociativa, pseudodemencia depresiva).
Un fenómeno curioso cuando existen trastornos de memoria es que los datos que suelen fallar son los más recientes.
Es muy frecuente que pacientes y familias se sorprendan de la capacidad para recordar los hechos remotos (recuerdos del colegio o la infancia) y en cambio no consigan recordar conversaciones mantenidas el día anterior. Lo que ocurre es que la información antigua ya está almacenada, se hizo hace muchos años y lo que suele fallar es la capacidad para fijar nueva información a partir de un momento determinado (inicio de una enfermedad, ictus o lesión).

Existen numerosas pruebas para la evaluación de la memoria: listas de palabras, de dibujos, recuerdo de textos o de pares de palabras.
Una buena evaluación debe permitir explorar las diferentes fases:
- Fijación. Grabar la información. Se relaciona con estructuras implicadas en los procesos atencionales. Para grabar algo primero tengo que prestarle atención.
- Almacenamiento o consolidación. Implica retener los datos (algunos unos minutos y otros toda la vida). Cuando se altera esta fase hablamos de amnesia.
- Recuperación. Supone ir al almacén y sacar la información que busco. Muchas veces no recordamos espontáneamente un dato (una fecha, un nombre, el lugar donde ocurrió algo) pero puede venirnos a la mente en otro momento o podemos acceder a él con una pequeña pista (era verano, empieza por A, era una ciudad grande y hacía frío).
El resultado puede parecer al mismo si falla una u otra fase (no hay recuerdo), pero las implicaciones no lo son.
Es importante señalar que la exploración neuropsicológica no consiste en valorar habilidades (lo buena o mala memoria que tiene la gente) sino procesos alterados, patología de la memoria.
Maribel Adrover
Psicóloga General Sanitaria
Neuropsicóloga