Es una valoración en la que se utilizan unas herramientas generalmente simples (tests neuropsicológicos) para estimar el funcionamiento cerebral en determinados aspectos.
Se exploran las principales funciones cognitivas: atención, memoria, razonamiento, capacidades perceptivas…
El objetivo no es valorar habilidades o talentos. Lo que busca una buena exploración es detectar si alguno de los procesos cognitivos está funcionando deficitariamente, por debajo de la mayoría de personas de la misma edad y nivel educativo del paciente.
Existen numerosas pruebas y cada clínico utiliza aquellas que conoce mejor y con las que puede obtener más información.