Si nos fijamos un poco, todos tenemos tendencia a reaccionar de la misma manera ante situaciones similares.
Nuestra mente tiende a construir circuitos sinápticos con una pocas reacciones conductuales específicas. Estos circuitos hacen que cada vez que nos enfrentamos a situaciones similares, las reacciones se desencadenen espontáneamente, más allá de los razonamientos y los propósitos que hagamos.
Desde el enfoque de Problem Solving estratégico se propone analizar en primer lugar nuestras propias soluciones intentadas habituales. Al hacerlo veremos que muchos de nuestros intentos de solución no hacen otra cosa que perpetuar el problema.
El segundo paso es tratar de encontrar, más allá de lo que sale espontáneamente, otras cinco posibles estrategias de solución. Ya os advierto que las primeras tres salen con relativa facilidad, pero para llegar hasta 5 hay que echarle imaginación.
En la búsqueda de posibilidades para afrontar el mismo problema puede ayudarnos tratar de imaginar cómo lo vería o lo resolvería otra persona que conozcamos. El hecho de adoptar la perspectiva de otro ayuda a desbloquear nuestra capacidad de generar alternativas.
Una vez identificadas las cinco posibles estrategias se invita a la persona a aplicar la primera y determinar sus efectos. Si en poco tiempo ésta no produce resultados, o son indeseados, continuar con la segunda.
Es un ejercicio laborioso pero puede dar muy buenos resultados. Si se utiliza de manera habitual puede favorecer nuestra flexibilidad mental para buscar soluciones y cambiar nuestras reacciones ante el entorno.
En cualquier caso, parece más productivo que darle vueltas a cómo deberían cambiar los otros, el entorno o las circunstancias.
Es mucho más productivo y saludable centrarnos en lo que sí podemos cambiar (aunque con esfuerzo) en lugar de lamentarnos por lo que escapa a nuestro control
Maribel Adrover
Psicóloga General Sanitaria
Neuropsicóloga
Centre acreditat per la Conselleria de Sanitat
Nº de Registre Sanitari 4490
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