La técnica de prescripción del síntoma consiste en encontrar un lugar y momento del día, con un inicio y un final, en el cual concentremos al máximo los pensamientos que nos hacen sufrir, con el fin de poder exteriorizar y canalizar nuestro sufrimiento.
Por lo general se produce un efecto paradójico: dentro del espacio para sufrir, cuanto más se busca estar mal, más se tienen reacciones contrarias.
Intentando evocar el sufrimiento, evitamos que aparezca.